La economía japonesa retrocedió en el segundo trimestre un 7,1 por ciento, tres décimas más de lo estimado inicialmente. Esta fuerte contracción se debe sobre todo a la subida del IVA del cinco al ocho por ciento a partir del uno de abril. Además, en esta segunda estimación se constató un descenso mucho más acentuado de las inversiones. De un trimestre a otro, la caída fue del 1,8 por ciento.
En el caso del consumo, que supone el sesenta por ciento del Producto Interior Bruto del país, la disminución se fue amortiguando de un mes al otro en una tendencia que el Banco de Japón espera que lleve a olvidar los efectos del incremento del IVA. Aunque el Gobierno debe volver a subirlo al diez por ciento a finales de año.