Dos niños, hermanos de solo 4 y 7 años, estaban caminando juntos por una de las calles aledañas del colegio donde iban a estudiar en Pamplona Alta, San Juan de Miraflores. Nadie sospechaba que un volquete a gran velocidad se saldría de la pista y los atropellaría y acabaría con sus vidas solo a pocos metros de donde estaba su madre.