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Manos e inteligencia de los simios: Cerebelo y cortex motor

2016-11-09 1 Dailymotion

¿Por qué no hay más mamíferos bípedos en las sabanas? Porque ningún otro partía de una anatomía arborícola con cuatro manos.
De los cambios anatómicos necesarios para conseguir la postura bípeda, dos son muy importantes para el desarrollo del cerebro humano: En primer lugar, el desplazamiento del foramen magnum, el orificio que conecta el cráneo con la columna vertebral, desde la parte posterior de la cabeza hasta la base del cráneo, lo que dejó vía libre al posterior crecimiento de la bóveda craneana mediante su abombamiento. Pero mucho más importante es el segundo cambio: la rotación y ensanchamiento de la pelvis, necesarios para soportar el peso de los órganos abdominales, que provocaron el alargamiento y la incurvación del canal del parto, con el consiguiente incremento de la dificultad del alumbramiento. Esto se compensó en parte con el alumbramiento prematuro de las crías. El neonato humano está muy poco desarrollado en el momento del parto, y durante sus primeros años de vida está totalmente desvalido. Su volumen cerebral no supera el 25% del de un adulto, frente al 65% de un chimpancé. Así, el cerebro sigue creciendo después del parto, sin quedar limitado su tamaño por los condicionantes anatómicos del mismo. Este fenómeno de retraso en el desarrollo, llamado neotenia, explica también otras características de la cabeza humana, como la debilidad de las mandíbulas, la altura de la frente y el rostro aplanado, más semejantes al aspecto de una cría de chimpancé que a un chimpancé adulto.