El Botox es la forma diluida de la toxina botulínica usada inicialmente para tratar espasmos musculares, y hoy en día es uno de los tratamientos que ofrece mejores resultados para eliminar las arrugas, tras su infiltración con una aguja extra fina en el músculo debajo de la piel de la zona que queramos tratar, la toxina actúa inhibiendo por relajación el movimiento muscular, con este efecto se consigue hacer desaparecer las arrugas y por tanto proporcionar un aspecto más rejuvenecedor en la piel. El Botox tiene también usos médicos muy importantes, por ejemplo, recientemente se ha comprobado que puede controlar la parálisis cerebral. El uso de este medicamento, con la ayuda extra de las terapias, pueden dar a las personas con este tipo de problemas una mejor calidad de vida.
Investigadores descubren en los años 50 que la inyección a músculos sobreactivos con cantidades mínimas de toxina botulínica tipo A disminuía la actividad muscular por bloqueo de la acetilcolina en la función neuromuscular, obteniendo un músculo inhábil a contraerse por un periodo de 4 a 6 meses.
Alan Scott, un oftalmólogo de San Francisco, usó por primera vez dosis de la toxina, para tratar estrabismo, pero necesitó un socio para obtener la aprobación regulatoria de su descubrimiento como droga. Allergan, Inc., una pequeña compañía farmacéutica, ocupada en terapias de ojos y productos para lentes de contacto, compró los derechos de la droga en 1988 y recibió la aprobación de la FDA en 1989. Allergan renombró la droga como Botox.
Además de su uso cosmético, Botox sirve en los tratamientos de
migrañas
distonía cervical (desorden neuromuscular que involucra cabeza y cuello)
blefaroespasmo (contracción involuntaria del músculo ocular)
hiperhidrosis solo es legal inyectarla en axilas.