"Lo que los macacos rhesus y los humanos podemos tener en común es que muchas de nuestras predisposiciones psicológicas y conductuales han sido modeladas por una competencia intensa entre individuos durante la historia evolutiva de estas especies", señala Maestripieri. Los grupos de rhesus son capaces de funcionar como ejércitos, y esto puede explicar por qué estos monos han tenido tanto éxito al competir contra otros primates.
La presión para hallar soluciones maquiavélicas a problemas sociales pudo también haber impulsado la evolución de cerebros humanos mayores. "Nuestra inteligencia maquiavélica no es algo de lo que podamos sentirnos orgullosos, pero quizá sea el secreto de nuestro éxito como especie. Si contribuyó a la evolución de nuestros cerebros más grandes y habilidades cognitivas complejas, también contribuyó a la evolución de nuestra capacidad para realizar actividades intelectuales superiores y de nobleza espiritual, incluyendo nuestro amor y nuestra compasión por otras personas", argumenta Maestripieri.