Luciana Marrero, enfermera del Hospital Pena, se convirtió en heroína al salvar a bebés de la sala de neonatología durante una grave inundación en Bahía Blanca. A pesar de que su propia casa también fue afectada por el desborde del canal Maldonado, Marrero y sus colegas trabajaron incansablemente para trasladar a los pequeños a un lugar seguro. Sin electricidad y con el agua hasta la cintura, lograron llevar a los bebés al piso superior con la ayuda de padres y personal del ejército. La colaboración entre hospitales fue clave para garantizar el bienestar de los recién nacidos.