Putin no tenía prisa por hablar con Trump y lo muestra cuando su portavoz le recordaba en un foro con empresarios que se acercaba la hora de la llamada, la segunda que mantienen desde que Trump llegó de nuevo al poder en enero. Una larga conversación, de casi dos horas, que ha ido "muy bien", según la Casa Blanca. El Kremlin, también con cuentagotas, ha ido dando detalles de lo pactado. Putin ha aceptado un alto el fuego de 30 días que solo afectaría a las infraestructuras energéticas ucranianas. Sin duda un alivio para la población. Pero Trump no ha logrado presionar a Putin para que ese alto el fuego sea más amplio, que incluya todas las operaciones por tierra, mar y aire, como acordaron con los ucranianos en Arabia Saudí. Aunque esas negociaciones, según Washington, comenzarán "inmediatamente". A cambio, el líder ruso reclama, como "condición clave", que Ucrania, durante esos 30 días, no reciba ningún tipo de ayuda militar de Occidente: ni armamento, ni datos de inteligencia. En esa larga conversación, Putin y Trump han pactado, además, que Rusia y Ucrania intercambiarán 175 prisioneros de guerra.
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