A sus 55 años, Francesc Augé convive con las secuelas de dos infartos y cuatro ictus que le han dejado un 75% de discapacidad. Camina con muletas, tiene dificultades para hablar y padece lo que él describe como un "sufrimiento crónico imposibilitante", en gran parte psicológico. "La gente se piensa que si no se ve el dolor, no existe, y para mí existe", asegura.
El pasado mes de septiembre, la Comisión de Garantías aprobó su solicitud de eutanasia, cumpliendo los criterios recogidos en la Ley de Regulación de la Eutanasia, en vigor desde 2021 en España.