La CGT y el Polo Obrero lideraron una marcha pacífica en Buenos Aires, destacando la organización y control del operativo de seguridad. A pesar del paro general, las escuelas públicas y privadas permanecen abiertas, aunque con asistencia docente variable. Sin embargo, servicios como vuelos, bancos y recolección de residuos se ven afectados. La movilización resalta tensiones históricas entre sindicatos y gobiernos, cuestionando el rol de los dirigentes sindicales en la economía informal que afecta a jubilados.