Durante su estadía en Málaga, Vega y su familia, que viajaban hacia un pequeño pueblo cercano, no fueron conscientes de la magnitud del apagón hasta que empezaron a enfrentar problemas para encontrar un lugar para comer debido a que varios restaurantes quedaron sin electricidad en sus cocinas. La situación se complicó aún más al caer la noche, cuando la familia se vio imposibilitada de ingresar a su departamento por la falta de energía eléctrica.