Cristina lleva cinco meses compartiendo el suelo de la T4 de Barajas con otros sin techo. Cada uno sobrevive con su drama personal. Les despiertan muy temprano. La mayoría pasa el día en Madrid y vuelven de noche. Hay españoles, migrantes... Antes les traían la comida, pero había problemas con el reparto. Cuentan que los más conflictivos ya no están; sin embargo, los trabajadores del aeropuerto siguen quejándose de problemas de seguridad, sobre todo en baños y aparcamientos. A la difícil situación y la mala imagen que atraviesa el aeropuerto se le suma la guerra política. El Ayuntamiento acusa al Gobierno central de lavarse las manos. Desde AENA responden culpando al consistorio por no asumir sus competencias.
-Redacción-