¡Cojan palomitas, repanchínguense en el sillón y disfruten como yo, porque es para partirse la caja de risa. Y esto, en la quincena del Gran Apagón y el caos en los trenes.
Que si Pablo Iglesias es más tonto que malo y un ‘maltratador’, o que la ministra Margarita Robles, vendida al poder y a los oropeles del cargo, es una ‘pájara’ que se acuesta con uniforme.
No falta de nada en los mensajes de WhatsApp cruzados entre el macarra Sánchez y el putero Ábalos.
Obedeciendo órdenes de La Moncloa, los paniaguados de la ‘Brunete Pedrete’, los mismos que entraron a saco en el intercambio epistolar entre el Rey Juan Carlos y Corina y montaron portadas con aquel ‘Luis, sé fuerte’ dirigido por Rajoy a Bárcenas, se echan las manos a la cabeza diciendo que no es legítimo reproducir el “te escribo para trasladarte mi solidaridad ante los infundios que, por desgracia, estamos viendo en los medios. Un abrazo. Pedro”, que el marido de Begoña mandó al Nº 2 del PSOE, procesado por corrupción.
Son los mismos que, ante cada revelación sobre las andanzas del entorno político y personal del presidente del Gobierno, atacan al periodista, suscribiendo la infame teoría sanchista de que todo lo que perjudica a su amo es un bulo o lawfare.
Quizá sea pertinente recordar que unos cuantos —con el alabado Iñaki Gabilondo y la mitad de la Junta Directiva de la APM al frente— fueron quienes, hace justo un año, cuando empezaba el vodevil, suscribieron un manifiesto contra el ‘golpismo mediático y judicial’, instando a instaurar la censura y a cerrar los medios que revelamos estas trapacerías.
De la Selección Nacional de Opinión Sincronizada no puede esperarse que atienda a la coherencia, al sentido común y la decencia, pero de los periodistas supuestamente críticos cabría esperar unos gramos más de inteligencia.
Y, sin embargo, veo que abundan los pardillos bienintencionados que no ven relevancia en lo que desvela ‘El Mundo’ y hasta se plantean dudas sobre su legitimidad o eficacia.
Están también los genios de las tertulias televisivas lucubrando sobre la posibilidad de que el insultado Iglesias reviente la legislatura o que los menospreciados y sumisos barones socialistas rompan la baraja. Pierdan toda esperanza: ni los zarrapastrosos podemitas pondrán en riesgo sus sueldos y chiringuitos, ni la llorona Susana o el bizcochable Page harán nada que no sea tragar.
Dicen que en La Moncloa sospechan que el autor de la filtración es Koldo.
Yo no lo sé, pero tengo claro que Ábalos no solo hablaba con Sánchez. En el disco duro debe de haber incontables cruces de mensajes con ministros, con los números dos de los Ministerios, con presidentes de comunidades autónomas y con todo pichichi.
¿Qué más hay en el teléfono del novio de Jésica que tiene asustado al PSOE y de los nervios a Sánchez?
No desconecten, porque continuará…