Mayo de 2023.
Pedro Sánchez acaba de convocar por sorpresa elecciones generales para el 23 de julio de 2023 tras el tremendo revés que el PSOE acaba de llevarse en las urnas.
Los comicios municipales y autonómicos suponen una pérdida brutal de poder autonómico y municipal.
Uno de los barones triunfadores de aquella aciaga noche del 28 de mayo de 2023, el castellano Emiliano García-Page, se convierte en una amenaza para el sanchismo. Por eso, antes de que pudierapostularse como alternativa al inquilino de La Moncloa, el propio Sánchez pegó una patada al tablero y disolvió las Cortes.
Así que el 29 de mayo de 2023 el presidente del Gobierno socialcomunista anunció el anticipo electoral y, a renglón seguido, se reunió con los diputados y senadores de Grupo Socialista.
Curiosamente, Pedro Sánchez se marcó una soflama apocalíptica en la que esbozó la posibilidad de que salieran cuestiones graves sobre el Ejecutivo que, por supuesto, serían puro invento para desestabilizarles:
Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen los argumentos, con el único empeño de que bajemos los brazos y que desmovilicemos a la mayoría. Desde la posición de dominio que tienen en las grandes empresas, en los grandes medios de comunicación, se va a desatar una campaña, ya lo han hecho, aún más feroz, de insultos y de descalificaciones.
E insistió en que todo eso estaría coordinado con los programa de máxima audiencia para multiplicar exponencialmente el daño a causar al Gobierno Sánchez:
Veremos en programas de máxima audiencia a gentes que solo se representan a ellos mismos, pontificar e insultar sin derecho a la contestación ni a la réplica. Se van a inventar barbaridades, nada es nuevo, porque lo que están haciendo es copiar los métodos de sus maestros norteamericanos.