En solo 15 segundos, un ladrón forzó la persiana, apalancó la puerta y se llevó toda la recaudación semanal de una papelería. Así lo relata Daniel, su propietario, uno de los muchos comerciantes que, tras la devastación de la DANA, ahora enfrentan una oleada de robos.
Negocios como el suyo, o la academia de Lourdes, donde los asaltantes entraron a cara descubierta, se están viendo especialmente vulnerables. Incluso intentaron repetir el robo en la tienda de Selma, pero su marido logró ahuyentar a los ladrones tras el aviso de una vecina.