1 de junio de 2025.
Las informaciones sobre Santos Cerdán comenzaban a coger temperatura pero desde el Gobierno Sánchez y el PSOE se hacía frente común.
De hecho, el portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Patxi López, salió a defender desde Córdoba al entonces todavía secretario de Organización de la formación de Ferraz:
Estamos muy hartos ya de montajes. ¿Quién le devuelve a Santos su credibilidad y su honorabilidad? Esto no es hacer política, esto es embarrar el terreno. El PP ya no nos ve como adversarios, sino como enemigos a los que destruir por cualquier medio.
Días después salió el famoso informe de la UCO en el que Santos Cerdán quedaba retratado y, de paso, el propio Patxi López.
Pero peor fue lo vivido el día 30 de junio de 2025 en el Tribunal Supremo cuando el juez Leopoldo Puente optó por mandar a prisión sin fianza al político socialista.
¿Dónde está la credibilidad, ya no de Santos Cerdán, sino de Patxi López?
El exsecretario de Organización socialista ingresaba en la tarde del 30-J en la prisión de Soto del Real, símbolo mediático donde han recalado algunos de los rostros más conocidos de la política y las finanzas españolas.
La Fiscalía Anticorrupción justificó su petición alegando riesgo de fuga y destrucción de pruebas, especialmente después de que Cerdán se acogiera a su derecho a no declarar. De momento, permanecerá hasta cinco días en el módulo de ingresos mientras psicólogos y trabajadores sociales determinan su destino definitivo dentro del centro penitenciario.
Soto del Real —o Madrid V— no es cualquier cárcel. Su fama como centro ‘VIP’ viene dada tanto por sus instalaciones (piscina, gimnasio, canchas deportivas) como por los ilustres internos que han pasado por allí: desde Rodrigo Rato hasta Luis Bárcenas. Eso sí, ni las mejores vistas ni las canchas alivian el peso mediático y judicial que recae ahora sobre Cerdán.
El contexto es explosivo: Pedro Sánchez y su equipo afrontan no solo el desgaste judicial sino también una ofensiva política sin cuartel. Desde Juntos hasta Sumar exigen explicaciones sobre los pactos con partidos acusados ellos mismos de corrupción o piden comparecencias monográficas sobre regeneración democrática. El PP acusa al Gobierno directamente de legislar para protegerse y tapar presuntas corruptelas.
En paralelo, voces críticas dentro del propio socialismo reconocen que casos como los de Ábalos, Koldo García o ahora Santos Cerdán están poniendo a prueba los reflejos éticos del partido y su capacidad para gestionar crisis internas sin caer en contradicciones ni alimentar relatos adversos.