Cierto es que ya no es sorpresa.
A cada acto de Pedro Sánchez en la actualidad, o a cada declaración, siempre tiene una hemeroteca que le deja completamente aniquilado.
Y con su comparecencia en el pleno del 9 de julio de 2025 para hablar sobre la corrupción que afecta al PSOE, rápidamente comenzó a viralizarse lo que dijo en la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y lo que ahora opina cuando esos casos han estallado en su entorno.
Así, en esa moción contra el entonces líder del PP, dijo esto:
No hay ningún partido inmune a la corrupción. Lo que hay que hacer es prevenir esa corrupción. Lo que hay que hacer es actuar cuando se produce esa corrupción. Y lo que hay que hacer es asumir las responsabilidades políticas. Lo siento mucho, pero usted no puede continuar siendo presidente del Gobierno.
Sin embargo, en 2025, con la corrupción instalada incluso en La Moncloa, generosidad consigo mismo:
Evidentemente tengo parte de responsabilidad y la asumo. Pero después de reflexionar y de escuchar a mucha gente, comprendí que tirar la toalla no es nunca una opción.
Sobre los cargos de confianza, esto decía el Sánchez de 2018:
Mire, señor Rajoy, si yo tuviera, que no lo voy a tener en la vida, a Bárcenas como tesorero del Partido Popular, hubiera dimitido hace ya bastante tiempo.
Pero cuando los nombramientos hechos por Sánchez salían rana, entonces a él no te toca asumir las responsabilidades:
Es evidente que me equivoqué al confiar en José Luis Ábalos y en Santos Cerdán. El culpable, evidentemente, de toda esta situación es quien comete esos supuestos delitos. Y eso le corresponde, por tanto, a la justicia determinarlo. Quiero decirle a los ciudadanos y a sus señorías que no voy a tirar la toalla y que vamos a continuar.
Por supuesto, en 2018 exigía al PP que renovase su cúpula:
Lo primero que tienen que hacer es renovar su liderazgo, regenerarse y representar a los ciudadanos. Y representar a esa España conservadora que quiere ver dirigentes limpios, ejemplares.
En 2025, en cambio, el cuento cambia:
Subo con la seguridad, señorías, de ser un político limpio y con el orgullo de quien lidera un partido ejemplar.
