La figura del Dr. José Gregorio Hernández, el "médico de los pobres", es un símbolo de esperanza y fe viva.
Su devoción ha generado un arte popular y espontáneo entre miles de cultores y devotos. Estos artesanos no son profesionales, sino personas que expresan su agradecimiento por milagros concedidos esculpiendo su imagen en madera, pintando ofrendas coloridas y tejiendo versos.
Cada creación es vista como el pago de una promesa hecha durante una enfermedad y la materialización de un milagro, funcionando como el "altar vivo" de un santo popular cuya canonización ya está dada por la fe del pueblo.