La ibogaína es un alcaloide con efectos alucinógenos que estimula el sistema nervioso central dando un efecto parecido al de las anfetaminas. Tomado en altas dosis provoca alucinaciones (por lo que es usado en ritos religiosos), la sobredosis tiene como consecuencias convulsiones, y arritmia cardiorespiratoria. Como medicamento se está estudiando para tratar personas con dependencia a opiáceos y cocaína, es una sustancia prohibida en solo unos cuantos paises, mientras que en casi todo el mundo es legal. Químicamente, se trata de un alcaloide indolico que se obtiene de un arbusto africano Tabernanthe iboga, originario del Congo y Gabón. La mayoría de los estudios realizados sobre los efectos terapéuticos de la ibogaína, han sido dirigidos a la reducción o eliminación del uso de opiáceos, con una tasa de éxito del encima del 60%. Otras investigaciones sugieren que la ibogaína también puede ser útil para el tratamiento de adicciones al alcohol, metanfetaminas o nicotina.